Ella fue al baño a hablar con su amiga del hombre con el que estaban en la mesa de la discoteca -lo acababan de conocer-. Un portazo, voltearon, miraron, era él. "¿Ustedes de qué están hablando?", "no... de... sólo esperamos... ahh.. ¡ya desocuparon!....", titubearon ellas, bastante asombradas y con algo de miedo. "Traéme perico", interrumpió una mujer muy alta; se le tiró encima, lo aprisionó contra la pared, "parce, deme perico, yo se que vos tenés", "deme $2000 y le consigo", "parce, después se los doy, no tengo un peso, pero deme perico, lo necesito", insistía, cada vez más desesperada. "Si ella me da un beso", "parce, dele lo que quiere, necesito perico", "si usted me da su llavero", dijo ella, entrando en el 'juego'. "¿Mi llavero?... bueno, pero que él me de perico".
Llavero en mano, beso entregado, el hombre se fue corriendo a traer la droga para seguir la pasión con ella. Cuando regresó sólo encontró a una de las tres mujeres.
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